jueves, 22 de octubre de 2009
Explotación en Camerún.
Camerún, con 475.000 kilómetros cuadrados de superficie y una población de 14,7 millones de habitantes, tiene la madera como segundo rubro de exportación, después del petróleo. Actualmente el país está fuertemente endeudado con acreedores bilaterales (Francia, Alemania y Austria, para comenzar), y también con el Banco Mundial y el FMI. Además, la corrupción a todos los niveles ha contribuido al deterioro de la economía del país.
La industria forestal sigue siendo uno de los pocos negocios rentables dentro del sector formal, en un país formado por planicies desérticas en el norte, montañas en las regiones centrales y bosque tropical en el sur y el este. La superficie del área boscosa se estima en 225.000 kilómetros cuadrados, de los cuales 175.000 han sido identificados por el gobierno como bosques de producción.
En 1994 se aprobó una nueva ley forestal, que básicamente fijó el marco para la industrialización. La ley identifica seis tipos diferentes de permisos de madereo: ventas de bosques en pie, permisos de explotación, autorización individual de madereo, concesiones, explotación estatal y permisos para recuperación de madera. De todos ellos, sólo las concesiones requieren planes de manejo y son asignadas a través de un proceso de licitación competitiva, si bien se da prioridad al factor precio antes que a la calidad. La modalidad de venta de bosques en pie es la más solicitada, ya que no exige la presentación de un plan de manejo; los extranjeros pueden solicitar esta modalidad y se permite la subcontratación, lo que disminuye la responsabilidad y la rendición de cuentas por la explotación forestal.
Los mecanismos de control y aplicación de la legislación son muy débiles y el país carece de voluntad política para detener el madereo y comercio ilegales de madera, que en la actualidad caracterizan al sector forestal camerunés. Se estima que si se mantiene el ritmo actual de madereo, los bosques de Camerún se quedarán sin madera de valor comercial en 15 años.
Las compañías europeas dominan la industria forestal en Camerún, como concesionarias y también como subcontratistas de concesiones asignadas a ciudadanos cameruneses. Además, la mayor parte de la producción de madera va a parar a plantas procesadoras y consumidores en Europa: en 1998, más del 61% de las exportaciones de troncos estaban destinadas a Italia y Francia, superando a China que ocupa ahora el tercer lugar, seguidos de España y Portugal. Otros beneficiarios importantes son Alemania, Holanda y el Reino Unido.
El madereo insustentable ha significado que las compañías se internan cada vez más hacia áreas de bosques primarios, construyendo carreteras en grandes zonas boscosas antes inaccesibles, abriendo así el bosque a otras actividades, siendo la caza indiscriminada una de las tantas consecuencias negativas.
Si bien se supone que las compañías madereras pagan un impuesto local para contribuir a proyectos de desarrollo, los pobladores locales rara vez ven algún beneficio de sus operaciones. La falta de elección real en las opciones de desarrollo que se les presentan puede explicar la razón por la que algunos pueblos dependientes de los bosques prefieren las operaciones ilícitas. La intrusión de la economía monetaria en los bosques ha alterado, por ejemplo, las vidas tradicionalmente vinculadas a la naturaleza de los Pigmeos. Ahora, con frecuencia se dedican a la caza de animales silvestres para venderlos a comerciantes que llegan por las carreteras o buscan árboles explotables comercialmente para los madereros, acelerando de esa forma la liquidación de sus propias formas de sustento.
Para cerrar el círculo, la intimidación a pobladores locales, ONGs y oficiales del gobierno practicada por los empleados de las compañías madereras sigue apretando el nudo alrededor del cuello del pueblo de Camerún.
Todo lo expresado muestra claramente por qué los funcionarios gubernamentales (tanto de Camerún como de los países europeos involucrados en el madereo, comercio y consumo de esa madera) no están dispuestos en absoluto a abordar las causas subyacentes de la deforestación, entre las cuáles, los modelos de consumo no sustentables de los países consumidores y la deuda externa son algunas de las más importantes
La actividad forestal en Brasil.
Espiritu Santo es una zona de mucha riqueza biológica; existen cerca de 400 especies forestales. La productividad biológica es muy alta: en 20 años los diámetros se incrementan de 30 a 40 cm y las alturas en unos dos metros. Siempre se había pensado que el bosque no se terminaría. Pero hoy existe un proceso severo de desforestación. Sólo permanece el 5% del bosque natural. Las empresas acabaron los bosques. Hoy son pasto. Para la explotación forestal no existe un diámetro mínimo cortable.
La región de la Mata Atlántica está al sur de Bahía y todavía tiene una enorme biodiversidad, a pesar de que sólo un 3% de la superficie está cubierto por la vegetación natural. 120 años de desforestación provocaron que ahora grandes superficies sean potreros. Grupos indígenas como el de los indios Patashós fueron reducidos a áreas chicas, y se les prohibió cortar árboles, aún para la sobrevivencia, lo que les impide seguir produciendo sus artesanías. El Instituto Forestal Brasileño no permite el manejo directo. Sin embargo, hay un proceso para recuperar el control.
Durante los gobiernos autoritarios, las grandes compañías expandieron su territorio sobre propiedades de campesinos, para el establecimiento de plantaciones homogéneas comerciales.
Después de la democratización en Brasil, se pusieron límites a la superficie que puede poseer una empresa. Las regulaciones prohiben establecer más de 30,000 ha sólidas de eucalipto.
Aracruz, la mayor empresa de celulosa brasileira, domina más de la mitad de la región de Espiritu Santo. Tenía programas de expansión que fueron obstaculizados por la nueva ley. Esta empresa inició un programa de fomento a los productores campesinos, que pretende de cierta manera integrarlos a la empresa. Varias empresas nacionales y transnacionales buscan hacer contratos con pequeños propietarios. Este mecanismo les permite:
1)Evitar la prohibición legislativa y expandirse conforme a sus planes.
2)Trasladar el riesgo de la producción a los campesinos, frente a un incierto mercado internacional de la celulosa.
3)Transferir a los campesinos el costo ecológico por el impacto ambiental de las plantaciones de eucalipto.
Las empresas ofrecen como incentivo la distribución de insumos para las plantaciones y la garantía de un ingreso equivalente al salario mínimo.
Varias organizaciones brasileiras han intentado disuadir a los campesinos de participar en este programa de fomento. Pero la monetarización de la sociedad brasileira obliga a los campesinos a tener un ingreso permanente. Resulta muy difícil transmitir algo abstracto como el comportamiento del mercado internacional. Es una necesidad de las organizaciones encontrar salidas alternativas a la crisis de la pequeña producción campesina. Por ello varios organismos intentan promover la diversificación agrícola, pesquera, frutícola y agroindustrial a nivel comunitario. También están tratando de que las empresas dejen beneficios a la gente y asuman la responsabilidad de los impactos ambientales que causan.
Plan de Explotación Forestal.
Una comisión integrada por funcionarios de los ministerios de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente y de la Producción visitará el próximo martes las localidades de Villa Ana y Fortín Olmos para promocionar la explotación forestal sustentable. En dichas localidades los funcionarios santafesinos mantendrán reuniones con el objetivo de presentar la primera planilla que deberán cumplimentar aquellos productores a los cuales les interese hacer un emprendimiento forestal en el marco de la ley nacional Nº 26.331.
Explotación en Rusia.
Más del 95 % de los bosques rusos son propiedad del estado, y el gobierno acaba de comenzar a probar arrendamientos de bosques siguiendo el ejemplo de Canadá. Destaca la concesión de un arrendamiento de 50 años de duración, de varios cientos de miles de hectáreas en el RFE al gigante malayo Rimbunan Hijau. En la actualidad, el sector forestal está entre las cinco industrias principales de la economía rusa, y atrae a inversores extranjeros de Finlandia, Japón, Estados Unidos y Malasia. Se cree que, en la actualidad, cerca del 90 % de la madera explotada comercialmente procede de cortas a hecho.
Tras un descenso en las recolecciones a principios de los 90, las exportaciones han ido en aumento desde 1993, llegando a más de 23 millones de m3 de productos de madera en 1996 de acuerdo con la FAO (Tabla 7). No obstante, según el Instituto Ruso de Investigaciones Económicas, se ha calculado que al menos el 20 % de todo el comercio de la ER y del RFE es ilegal y no se informa sobre el mismo. La mayor parte de la madera se exporta sin ningún tipo de procesamiento, siendo las especies principales el pino, la picea, el alerce, el abeto, el abedul y el fresno.
PRINCIPALES TNC OPERANDO EN FRONTERAS FORESTALES DE RUSIA:
Al igual que en Canadá, las mayores operaciones de explotación forestal en Rusia se controlan desdel interior, y las empresas no dan señales de expandirse fuera de Rusia. Hasta ahora, la presencia extranjera en la explotación forestal de Rusia es bastante escasa – algunas decenas de miles de metros cúbicos en la Rusia europea (ER), y varios cientos de miles de metros cúbicos en el extremo oriental de Rusia (RFE). Sin embargo, cada vez son más los intentos por parte de las TNC de aumentar sus operaciones de explotación forestal en Rusia. Un ejemplo es la omnipresente Rimbunan Hijau (Malasia), que obtuvo hace poco un gran arrendamiento forestal en la Región de Jabarovsk (RFE). Otras han establecido empresas conjuntas, como la de Hyundai Corporation (Corea del Sur) con Primorlesprom y Terneyles.
Las estadísticas forestales rusas no nos dan una clara respuesta sobre la cantidad de madera explotada. Sin embargo, el sector forestal está orientado a la exportación, pues se exporta más del 50 % de la madera comercial explotada. Dado que los principales compradores de madera rusa son Finlandia/Suecia y Japón/China, la mayor parte de la actividad de explotación forestal tiene lugar en las zonas occidental y del extremo oriental de Rusia. En las zonas del centro de Rusia, la explotación forestal se limita a ciertas zonas alrededor de grandes fábricas de pasta de papel y de papel de la zona.
Exportaciones de madera en bruto.
País importador :
Finlandia :8.823.300
Japón :4.768.300
Suecia:1.724.400
China :1.698.400
Corea del Sur:711.200
Noruega :539.800
Turquía :530.200
Estonia:263.200
Hungría:151.100
Alemania:150.900
Total :19.360.800
Fuente: Estadísticas Aduaneras sobre el Comercio Exterior.
Unas pocas empresas recolectan más de 1 millón de m3 al año y hay docenas de empresas con un volumen anual de explotación forestal de 300.000 a 600.000 m3. Mientras la propia explotación forestal se controla de forma interna, las operaciones de exportación e intermediación son, a menudo, propiedad parcial de empresas extranjeras. La mayoría de las grandes empresas rusas comercializadoras de madera que actúan en los mercados extranjeros no son empresas de explotación forestal, sino que son o intermediarios o representan a empresas de explotación forestal. Por ejemplo, uno de los mayores intermediarios de venta de madera del extremo oriental de Rusia es la Asociación Dallesprom, en la que hay al mismo tiempo empresas forestales e intermediarios como Dalintorg, Irkutslesprom, Terneyles y Tundales.
Los bosques más extensos del mundo son los boreales o taigas y los bosques de hoja caduca de las zonas templadas. Sin embargo, las selvas tropicales tienen una importancia enorme, porque acogen la mayor biodiversidad del mundo: contienen más del 50 % de las especies conocidas de seres vivos. Por ello, su pérdida sería un daño irreparable para el planeta.
Por otra parte, las pluviselvas son ecosistemas muy delicados debido a la pobreza del suelo y al volumen y la constancia de la lluvia. Cuando se eliminan los árboles, el suelo queda expuesto a la fuerte radiación solar de los trópicos. Esta luz degrada los compuestos orgánicos del suelo y lo deja inutilizable para cualquier uso, incluso para la agricultura.
Las selvas tropicales constituyen, además, una importante fuente de materias primas. Así, por ejemplo, su explotación permite obtener madera y caucho; elaborar medicamentos a partir de las plantas, como la quinina para curar la malaria; y también cobijan minerales como el oro o el petróleo.
En las últimas décadas, las mayores agresiones de que son víctimas estos bosques proceden de las actividades humanas. La roturación agrícola ha sido intensa, sobre todo en Asia, para crear arrozales. La construcción de grandes obras públicas y privadas (tales como carreteras, vías férreas, presas y embalses, aeródromos, industrias, etc.) también ha tenido importancia, fundamentalmente en la Amazonia. La tala de árboles como por ejemplo la hevea, de donde se extraen el caucho y el látex, ha sido excesiva, principalmente en Malaysia y Brasil.
En la actualidad, las mayores reservas boscosas se hallan en el África negra y América Central y meridional, donde la presencia humana ha sido menor.
En la Región Chaqueña.
En Misiones.
Así las forestaciones exóticas van reemplazando bosques o selvas autóctonas y cubren cada año una mayor superficie apoyadas por créditos fiscales, otorgados por una razón mucho más económica que técnica o ecológica. En algunos casos la insularización de ámbitos nacionales como ocurre en el Parque Nacional El Palmar de Entre Ríos es otro efecto preocupante de estos "bosques del silencio" o "desiertos verdes" como se los ha dado en llamar por su valor prácticamente nulo como refugio o zona de alimentación para la fauna autóctona.
La Argentina contaba originalmente con formaciones boscosas de gran potencial maderero y leñero de haberse planificado adecuadamente su aprovechamiento. En lugar de esto una explotación desenfrenada desde fines del siglo pasado ha reducido los bosques nativos a un pálido reflejo de lo que originalmente fueron, y quedan a veces sus existencias actuales en una situación tan crítica que solo se puede recomendar su protección total, vedando cualquier tipo de aprovechamiento económico, para intentar preservar así esos escasos rodales como bancos de germoplasma que permitan conservar valiosas especies y alentar alguna vez campañas de recuperación de su potencial forestal