jueves, 22 de octubre de 2009

La actividad forestal no solo se traduce en la obtención de madera, sino también en la promoción del cultivo de especies de crecimiento rápido tanto sea para la obtención de leña, como de la celulosa, materia prima del papel. Así se destacan los monocultivos de eucaliptos (Eucalyptus spp.) oriundos de Australia y pinos nativos de Norteamérica como el eliotti (Pinus elliotti) y el taeda (Pinus taeda) los que son preferidos por su rápido crecimiento, sin olvidarnos de las plantaciones de sauces (Salix spp.) tan comunes en los ámbitos inundables del delta del Paraná. Así las forestaciones exóticas van reemplazando bosques o selvas autóctonas y cubren cada año una mayor superficie apoyadas por créditos fiscales, otorgados por una razón mucho más económica que técnica o ecológica. En algunos casos la insularización de ámbitos nacionales como ocurre en el Parque Nacional El Palmar de Entre Ríos es otro efecto preocupante de estos "bosques del silencio" o "desiertos verdes" como se los ha dado en llamar por su valor prácticamente nulo como refugio o zona de alimentación para la fauna autóctona.

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